Bio

Contador de historias. El músico y actor André Ubilla fusiona canción de autor, pop-rock alternativo y una poesía emocional para crear paisajes que viajan entre lo íntimo y lo expansivo. Después de su debut en 2018 con Derecho a Progresar, producido junto a Cristián Heyne, Ubilla ha colaborado con artistas como Daniel Melero, Colombina Parra, Felicia Morales y Roberto “Titae” Lindl (Los Tres), consolidándose como una voz singular de la nueva música independiente en español. Desde 2022 desarrolló una serie de catorce sencillos acompañados de videoclips cinematográficos que profundizaron en su imaginario visual y poético. Ese proceso desemboca en 2025 con el inicio de Prisma, una trilogía musical y punto de partida de un viaje artístico y vital creado por André Ubilla que se completará en 2026 con (Algunas) Formas De Amor, bajo la mano de Daniel Melero. Gestada en Buenos Aires durante cuatro años, no es solo una sucesión de discos, sino un manifiesto sobre la experiencia humana entendida como un abanico de emociones multicolores. Los dos primeros capítulos, Fugaz & Eterno y Ataraxia, lanzados en agosto de 2025, adelantan la obra completa y representan distintas etapas del viaje. El ciclo se cerrará en 2026 con (Algunas) Formas de Amor. Ubilla ha llevado una vida nómada que ha nutrido profundamente su obra, residiendo y trabajando de forma intermitente entre Buenos Aires, Barcelona, Berlín, Paris y Santiago de Chile, continuando un camino vital y creativo en movimiento. Su música es el resultado de un tránsito, una vida tejida entre geografías.

“Cuando tenía 11 años me hice una pregunta extraña: ¿qué pasará cuando se acaben todas las canciones? De verdad pensaba que había un lugar secreto donde las guardaban, y que algún día ya no habría nada nuevo por escuchar. Me preocupaba no alcanzar a hacer una canción antes de que eso pasara. Más tarde tuve mi primera guitarra. Aprendí solo, sin clases, buscando cancioneros de rock latino en el centro después del liceo. Me costaba muchísimo sacar los primeros acordes, y tropecé varias veces antes de lograr que sonaran bien. Poco a poco fui tocando algunas canciones sencillas, siempre entre la casa y el liceo, el liceo y la casa. Esa era mi rutina, y ahí fui aprendiendo. Hoy sé que las canciones no se acaban nunca. Y yo sigo haciendo las mías.”